Cuando hablamos con nuestros hijos para explicarles que hemos perdido el empleo hemos de ser conscientes de que ellos nos pueden hacer muchas preguntas, algunas de ellas incómodas. ¿Cómo debemos contestarles?
«Pero papá, ¿tú que has hecho para que te despidan?»
«Pero si tú trabajabas mucho, ¿por qué no te quieren?»
«¿Ahora somos pobres?»
Ante preguntas como estas algunas recomendaciones:

© Víctor Roblas – http://www.flickr.com/photos/vroblas/
– Responder siempre con tranquilidad, honestidad y ser lo más didáctico posible. Huir de respuestas como «yo no he hecho nada», «es la crisis», «pobres somos todos»…
– Hay que concretar al máximo lo que ha pasado y ser lo más objetivo posible (dentro de lo que creamos que pueden entender nuestros hijos).
Por ejemplo, «¿Recuerdas que en mi empresa vendíamos casas? Pues hace ya algún tiempo que la gente no compra casas. Y si mi empresa ya no tiene clientes que compren casas no puede pagarnos el sueldo a todos los que trabajamos allí. Así que algunos tenemos que irnos y buscar otro trabajo.»
En la concreción encontraremos la simplicidad, cosa que agradecen los niños.
– Enfocar el momento de desempleo como un situación nueva, pero que no tiene porque ser definitiva. Y explicar que tenemos un plan para conseguir un nuevo empleo (o para que toda la familia se pueda adaptar lo mejor posible al nuevo reto profesional de los padres).
– Se tienen que dar tareas, «instrucciones» concretas a todos, incluyendo a los hijos, y explicar los cambios más cercanos que se vivirán.
Por ejemplo, pedirles que nos den más tiempo para nosotros mismos. Así, aunque nos vean en casa, han de saber que estamos trabajando en buscar trabajo y que necesitamos tiempo para prepararnos, estudiar, ir a entrevistas…
Otras tareas que se les se puede pedir es que cuiden aún más sus cosas (roba, zapatos, material escolar, las cosas de casa…) porque si se estropean o rompen antes de tiempo no podremos reponerlas con tanta facilidad como antes.
– Hacer partícipes e involucrar en el plan a los hijos. Ellos son parte activa en la familia y nos han de ayudar porque esta nueva situación afecta a todos.

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Así, por ejemplo, ante los cambios que puedan darse en momentos como las vacaciones podemos pedirles (según la edad y personalidad de cada hijo) que nos ayuden a decidir qué opción prefieren teniendo en cuenta que tenemos un presupuesto limitado: vacaciones fuera, excursiones, campamento o extraescolares de verano…
En cualquier caso hemos de pedirles comprensión para que entiendan que, al menos en el corto plazo, es posible que en lugar del viaje prometido a Disney, por ejemplo, elegiremos otros destinos y actividades que impliquen un gasto inferior.
Tenemos menos recursos económicos y hay que priorizar. Y en la definición de qué es más importante a hacer, cuando afecta sobretodo al tiempo de ocio de los hijos, es importante que ellos (si lo vemos posible) tomen parte y consciencia.
Así entenderán porque ahora harán algunas cosas que antes no hacían o porque ya no irán a los lugares que antes estaban acostumbrados a ir de forma más habitual (como el cine, comer fuera, etc.).
Hay cosas que no cambiarán nunca
– Somos una familia, única y muy especial. Nos queremos y seguiremos siendo nosotros y estando juntos.
– El padre/madre en paro continua siendo un buen profesional. Que sabe hacer bien su trabajo, que se esfuerza por mejorar y que encontrará un trabajo lo antes posible, aunque sabemos que hay mucha gente en la misma situación.
Cómo explicarle a nuestros hijos que hemos perdido el trabajo. (Parte 1)