Dime que no va a llover (más)

A muchas empresas el temporal, que empezó en el 2008, les pilló por sorpresa… o eso dicen. De un día para otro vieron que los ingresos bajaban, que los clientes se convertían en morosos y que pronto ellos también dejarían de pagar las facturas.

Para cuando quisieron sacar el paraguas ya estaban calados hasta los huesos y encima no salía el sol para secarles.

La Administración reaccionó tarde y mal, y no es que lo diga yo, ni la calle, lo dicen todos, unos con la boca llena de orgullo y de un adoctrinamiento tipo «ya te lo decía», y otros con la boca pequeña diciendo «pues a mi me pareció ver un brote verde el otro día»… Fuese como fuese, todos mojaditos y pasando frío en el portal porque se nos habían quedado las llaves dentro de casa y la puerta cerrada.

Fuente: Flickr – T.Kahong

La lluvia seguía cayendo y la gente sin cobijo se puso a hacer cola… hasta que llegamos a los más de cinco millones de personas en línea. En una línea que siempre pintamos roja y siempre en ascenso… Entonces llegó el inicio del verano, vino el solete y algunos se animaron y pudieron secar lluvia y lágrimas con una nueva ocupación que no era hacer cola… Pero, volvió el invierno y la tempestad para las compañías, que aunque muchas lo intentan siguen sin saber que hacer para arreglar las goteras; y para los que ya no tienen compañía, que se ven pagadores de una pecado que jamás cometieron.

Y en medio de la lluvia estamos unos cuantos que llevamos paraguas y acompañamos a unos y a otros a cruzar la calle mojándose lo menos posible. No podemos hacer que deje de llover, solo podemos ayudar a los que no tienen paraguas a que si tienen que cruzar se mojen lo menos posible.

Fuente: Flickr – acativa

Pero, personalmente, muchos días sientes que por mucho que saques el chubasquero poco ayudas. Escuchas en primera persona como tus propios amigos ya han agotado las ayudas; se han formado con decenas de cursos con la intención de cambiar de rumbo o de mejorar profesionalmente, pero que ni con esas. Te cuentan que ya son todos en la familia los que están sin ocupación remunerada…

¿Y qué puedo hacer? Miro el parte del tiempo y, mientras espero que pronto nos digan que no va a llover más, construyo un paraguas más grande para que los que tengan que cruzar no pasen tanto frío. 

Hoy el paraguas que ofrezco es en forma de libro, y con él espero ayudar a todos los que lo lean.

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